Crisis de liderazgo en México: ¿Dónde están los políticos que priorizan el bien común?

México enfrenta una profunda crisis de liderazgo, donde los intereses personales y partidistas han desplazado los ideales colectivos. Según analistas, la clase política actual carece de figuras que promuevan proyectos de nación inclusivos, replicando un patrón global de debilitamiento democrático. Datos del INEGI revelan que el 78% de los ciudadanos desconfía de los partidos, mientras que el 65% considera que los gobernantes actúan solo por beneficio propio. Esta erosión de credibilidad tiene raíces en la desconexión entre las élites y las necesidades reales de la población. El ascenso de liderazgos autoritarios o cortoplacistas, tanto en gobiernos locales como federales, ha exacerbado la desigualdad y paralizado reformas clave. Expertos como el Instituto Mexicano para

la Competitividad señalan que, sin mecanismos transparentes de selección de candidatos, los partidos reproducen cúpulas alejadas del mérito. La frase Un político pobre es un pobre político, atribuida a Carlos Hank González, sintetiza la percepción de que la política se ha convertido en un negocio. Las consecuencias son palpables: estancamiento económico, inseguridad creciente y polarización social. Organizaciones civiles alertan que el vacío de liderazgo ético fuga talentos hacia el sector privado o el extranjero, mientras aumenta la abstención electoral. Sin embargo, iniciativas como la Red de Líderes por México buscan formar nuevas generaciones con valores cívicos. La solución, coinciden analistas, requiere ciudadanos más exigentes y una reforma integral del sistema de representación.