El adiós de Quico y el divorcio de Chespirito: el final turbulento de una era

El octavo y último capítulo de Chespirito: sin querer queriendo mostró el ocaso de una era televisiva con la salida de Quico y el divorcio de Roberto Gómez Bolaños con Graciela Fernández. La trama se centró en los conflictos profesionales y personales del creador de El Chavo del 8, incluyendo su resistencia a llevar sus personajes al cine y las tensiones con su equipo. La decisión de Ernesto Figueras, dueño de Televisora Estelar, de impulsar El Chanfle generó roces, especialmente con Marcos Barragán (Quico), quien abandonó el proyecto con polémica. El contexto revela una etapa creativa intensa para Chespirito, pero también marcada por disputas. La filmación de El Chanfle exacerbó los celos profesionales, como la rivalidad entre Mariano Casasola y Margarita, la nueva pareja de Roberto.

La salida de Barragán, seguida por la de Ramón Valdés, dejó al equipo fracturado. En lo personal, el divorcio con Graciela estalló tras años de tensiones, culminando con su decisión de separarse al descubrir infidelidades. Las consecuencias de estos eventos redefinieron el legado de Chespirito. La serie cerró con un Roberto Gómez Bolaños abrazando su nueva vida con Margarita, mientras el público recordaba el precio del éxito: la pérdida de relaciones clave y la nostalgia por una época irrepetible. Este final dejó claro que, tras la risa, hubo dolor y reinvención.