Alienígenas y migrantes: cómo el cine alimenta el miedo al otro en la política

El imaginario colectivo sobre los extraterrestres, moldeado por clásicos del cine como Alien de Ridley Scott, ha encontrado un paralelismo inquietante en el discurso político actual. Los migrantes son representados como una amenaza alienígena: violentos, invasores y ajenos a los valores sociales. Esta narrativa, repetida en films como La guerra de los mundos o El día de la Independencia, refuerza estereotipos que deshumanizan a grupos vulnerables. La estrategia no es nueva, pero su impacto es tangible. El cine de ciencia ficción ha explotado por décadas el miedo a lo desconocido, presentando a los alienígenas como seres hostiles. Políticos nacionalpopulistas replican este guion, pintando a los migrantes como responsables de problemas económicos y sociales.

La falta de oportunidades y la incertidumbre futura crean un caldo de cultivo para culpar a los otros. Así, el relato ficticio se convierte en herramienta de manipulación, justificando políticas exclusionarias y violencia. Las consecuencias son reales: desde ataques xenófobos, como los registrados en Torre Pacheco (España), hasta leyes migratorias restrictivas. La deshumanización facilita la violencia, mientras sectores moderados exigen integración sin cuestionar los prejuicios subyacentes. El cine y la política comparten un poder performativo: sus historias no solo entretienen o persuaden, sino que movilizan acciones concretas. Cuando el miedo se institucionaliza, la frontera entre ficción y realidad se desvanece, con costos humanos irreparables.