Bancos mexicanos reviven cafeterías en sucursales: ¿innovación o estrategia obsoleta?

En los últimos años, varios bancos en México han retomado la idea de integrar cafeterías en sus sucursales, inspirados en modelos como el Capital One Café de Estados Unidos. Este concepto, que combina servicios financieros con espacios de esparcimiento, busca mejorar la experiencia del cliente y fomentar la lealtad. Sin embargo, surge la duda: ¿es una estrategia relevante en un mundo donde la banca digital domina? Hace una década, instituciones como Santander y Scotiabank probaron formatos similares, pero pocos los escalaron. Ahora, Banca Mifel apuesta por incluir una tienda de Maison Kayser en una sucursal de la Ciudad de México, reviviendo el debate. El contexto de esta tendencia se remonta a los esfuerzos por humanizar la banca y diferenciarse en un mercado competitivo. Capital One lideró el movimiento al crear espacios que invitaban a los clientes a permanecer más tiempo, incluso sin realizar transacciones. Aunque el modelo tuvo seguidores, muchos bancos lo abandonaron al no ver impactos significativos en sus métricas.

Hoy, con el auge de las fintech y la reducción de visitas a sucursales, la apuesta de Mifel parece arriesgada. Expertos cuestionan si este tipo de innovación, centrada en lo físico, responde a las necesidades actuales de los usuarios, quienes priorizan rapidez y soluciones digitales. Las consecuencias de esta estrategia aún son inciertas. Por un lado, podría atraer a un nicho de clientes que valora la experiencia presencial, pero también existe el riesgo de invertir en un modelo con retorno limitado. La banca mexicana enfrenta el desafío de equilibrar innovación con resultados tangibles, evitando caer en modas pasajeras. Mientras algunos ven en las cafeterías una forma de diferenciación, otros las consideran un gasto innecesario en un sector que debe enfocarse en tecnología y eficiencia. La pregunta clave sigue en el aire: ¿estos espacios suman valor real o son solo un intento por parecer innovadores?