Desaparición de Gerardo: Familia exige respuestas tras cinco años sin cuerpo

La noche del 19 de abril de 2020, Gerardo Miranda Rodríguez salió a comprar hamburguesas y nunca regresó. Su esposa, María Pilar Domínguez Soto, entonces embarazada, reportó su desaparición. Días después, su cuerpo fue hallado en el ejido Loma Blanca, en Juárez, con signos de violencia extrema. A pesar de la identificación mediante tatuajes, el destino final de sus restos sigue siendo un misterio. Pilar recibió un acta de defunción que indicaba traumatismo craneoencefálico como causa de muerte, pero la funeraria encargada del servicio alegó que el cuerpo fue incinerado en Nuevo México, algo imposible dado que Gerardo no tenía visa. La funeraria Paraíso, ahora bajo el nombre Amor Eterno, cambió de dueño y no proporciona información. Pilar pagó 19 mil pesos por un servicio que hoy cuestiona: las cenizas entregadas parecían cemento. Las autoridades emitieron una alerta Amber en su momento, pero el caso quedó estancado.

Recientemente, la Fiscalía retomó la investigación tras una nueva denuncia, aunque sin avances concretos. Pilar, madre de dos hijos, enfrenta no solo el duelo por la pérdida, sino la angustia de no saber dónde está su esposo. Cinco años después, la incertidumbre persiste. Pilar exige transparencia y respuestas claras sobre el manejo del cuerpo. Solo quiero saber la verdad, afirma, mientras lucha por cerrar un capítulo que la justicia mexicana no ha resuelto. El caso refleja fallas en los protocolos de desapariciones y servicios funerarios, dejando a familias en el abandono. La presión social podría ser clave para destrabar una investigación marcada por irregularidades y desinformación.