La envidia femenina: hambre emocional que sabotea la sororidad

La envidia entre mujeres sigue siendo un tabú social, aunque permea dinámicas cotidianas. Estudios psicológicos revelan que el 68% de las mujeres reconocen haber sentido envidia hacia otras, según datos de la Asociación Española de Psicología. Este sentimiento surge como respuesta a comparaciones internalizadas, donde el éxito ajeno se vive como un espejo de las propias limitaciones. Expertos señalan que el origen está en patrones culturales que fomentan la competencia femenina desde la infancia. El contexto histórico agrava este fenómeno. Generaciones de mujeres educadas para priorizar la aprobación externa desarrollan mecanismos de autosabotaje. La terapeuta Laura RojasMarcos explica: La envidia opera como un grito de atención sobre necesidades emocionales no atendidas.

Plataformas digitales intensifican el problema al exponer vidas idealizadas, creando un caldo de cultivo para la comparación tóxica. Un informe de UNICEF alerta que el 45% de adolescentes modifican su comportamiento por miedo al juicio de sus pares. Las consecuencias erosionan la construcción de redes solidarias. La envidia no gestionada deriva en críticas veladas, exclusión sutil y falta de apoyo genuino entre mujeres. Organizaciones como #MujeresLibres promueven talleres para transformar la envidia en admiración productiva. Reconocer esta emoción sin juzgarla es el primer paso para convertirla en motivación, afirma la socióloga Clara Martínez. La solución pasa por crear espacios donde la vulnerabilidad sea vista como fuerza, no como debilidad.