Exjefe policial de Tabasco vinculado a crimen organizado sacude a Morena

El caso de Hernán Bermúdez Requena, excomisionado de la Policía de Tabasco durante la administración de Adán Augusto López, ha generado una crisis política para Morena. Investigaciones periodísticas lo vinculan con un grupo delictivo, exponiendo la falta de revisiones exhaustivas en los nombramientos clave. La bancada morenista enfrenta presiones para esclarecer su posible negligencia al designar a figuras con historiales opacos. Este escándalo llega en un momento crítico, previo a las elecciones de 2024, donde la oposición aprovecha para cuestionar la transparencia del partido en el poder. El contexto revela un patrón preocupante: la confianza política no sustituye la debida diligencia. Morena, que llegó al gobierno prometiendo romper con las prácticas corruptas del PRI y PAN, ahora enfrenta señalamientos por replicar errores del pasado. La presidenta Claudia Sheinbaum ha insistido en que no habrá impunidad, pero el daño reputacional ya está hecho.

Analistas destacan que, en un país con altos índices de violencia, vincular a exfuncionarios con el crimen organizado erosiona la credibilidad institucional. Las consecuencias podrían extenderse más allá de lo legal. Morena arriesga perder capital político si no actúa con contundencia, especialmente tras el mensaje de Luisa María Alcalde contra la corrupción interna. Mientras, la oposición intensifica campañas para vincular al partido con la inseguridad, aunque algunas acusaciones carecen de pruebas. Este caso sienta un precedente: la ciudadanía exige mecanismos claros para evitar que cargos públicos sean ocupados por personas con vínculos delictivos. La presión social y mediática obligará a reformas en los procesos de selección, independientemente de afinidades partidistas.