IMPI y SACM exigen pagos por música a negocios, comerciantes denuncian extorsión

El Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) y la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM) están realizando operativos de inspección en diversos establecimientos comerciales. El objetivo es exigir el pago de regalías por la comunicación pública de obras musicales, ya sea en vivo o grabada.

Hasta finales de agosto, se habían efectuado más de dos mil visitas, dirigidas a hoteles, restaurantes, bares y otros negocios que utilizan música como parte de su ambiente. Las autoridades argumentan que este cobro es una obligación legal para beneficiar a los creadores.

El fundamento central del IMPI es que cualquier negocio que utilice música protegida por derechos de autor dentro de su modelo de operación debe compensar a los titulares de esos derechos. El titular del instituto, Santiago Nieto, ha señalado que se busca un justo medio con las cámaras empresariales para que las tarifas sean equitativas y se ajusten a la realidad de cada negocio.

Además, se ha anunciado la intención de crear un convenio nacional que establezca reglas claras para este proceso, involucrando a la Secretaría de Economía y a la Concanaco..

Sin embargo, los comerciantes han reaccionado con contundencia, acusando prácticas de acoso y extorsión. Iván Pérez Ruiz, presidente de la Canaco Juárez, denuncia que la SACM llega a los negocios sin un tabulador oficial y amenaza con acciones legales si no se realiza un pago que puede oscilar entre los 5,000 pesos mensuales para pequeños negocios y hasta 120,000 pesos para grandes hoteles.

Los empresarios también critican la falta de transparencia en el catálogo de autores representados por la SACM. Como consecuencia, cámaras de comercio de estados como Chihuahua han iniciado un frente común para detener estas acciones.

Incluso se ha lanzado una campaña para boicotear la música de compositores afiliados a la SACM, como Martín Urieta. Este conflicto amenaza con dejar a muchos establecimientos sin música, afectando su atmósfera y potencialmente su afluencia de clientes, mientras no se logre un acuerdo que concilie los derechos de autor con la capacidad de pago de los comercios..