Ola de comercio chino inunda Iztapalapa y La Merced con precios bajos y dudas de calidad

La colonia Juan Escutia, en Iztapalapa, es testigo del surgimiento de enormes bodegas de mercancía china. Estos establecimientos, de vasta extensión, ofrecen desde utensilios de cocina y juguetes hasta decoración y aparatos eléctricos a precios ultrabaratos. La demanda es especialmente alta en temporadas festivas, donde artículos como vasos navideños se agotan en cuestión de días debido a su costo mínimo. Este fenómeno comercial se ha expandido rápidamente desde el centro hacia la periferia de la ciudad. Comerciantes históricos, como Fernando Trejo con sesenta años vendiendo herramientas, se han visto forzados a incorporar productos chinos de baja gama para sobrevivir, admitiendo que la economía es el principal factor que atrae a la clientela.

La necesidad de competir con estos precios imposibles redefine las reglas del juego para los negocios locales tradicionales. Las consecuencias son una evidente precarización de la oferta y serias dudas sobre la calidad y seguridad. Alfredo Almanza, dueño de una pizzería, relató su decepción al encontrar artículos de cocina de muy mala calidad. Además, productos como cascos para motocicleta se venden a precios irrisorios, 42 pesos, o una cuatrimoto eléctrica sin manual ni garantía, generando riesgos para el consumidor. Este modelo, replicado también en La Merced, prioriza el volumen sobre la calidad y la seguridad, desafiando a las autoridades regulatorias.