Vecinos de Roma, Condesa y Narvarte exigen regulación urgente por ruido excesivo de bares

Los residentes de las colonias Roma, Condesa y Narvarte han elevado una queja formal contra el ruido constante generado por bares y restaurantes. Afirman que la contaminación acústica, que supera los 60 decibeles incluso de día, proviene de terrazas, sistemas de limpieza y extractores que operan las 24 horas. Esta situación ha llevado a los vecinos a invertir en costosas mejoras para sus viviendas, como ventanas de doble vidrio, en un intento por mitigar el impacto. El problema se ha agravado por la falta de aplicación estricta de los reglamentos existentes, dejando a la comunidad expuesta de manera continua. Durante un conversatorio ciudadano, se detalló cómo el ruido afecta gravemente la calidad de vida y la salud de las personas. Vecinos como Connie Guevara de la Condesa y María Teresa González de la Roma reportaron diagnósticos médicos de taquicardia, hipertensión, hipoacusia, depresión e insomnio.

Estos padecimientos, argumentan, constituyen una violación a sus derechos humanos al vivir en un ambiente sano. El contexto revela una tensión constante entre el desarrollo comercial nocturno y el derecho al descanso de los residentes. Ante la presión ciudadana, la diputada local Leonor Gómez Otegui anunció una iniciativa para reformar la Ley de Establecimientos Mercantiles. La propuesta busca reducir el límite de ruido permitido por la noche de 75 a 60 decibeles. Esta medida representa una respuesta directa a las exigencias de la comunidad, aunque se espera un debate para definir si el nuevo límite será suficiente para proteger la salud de los vecinos.