La Verdadera Advocación de la Virgen de Zapopan: De Inmaculada Concepción a La Generala

La Virgen de Zapopan, afectuosamente conocida como La Generala, es en realidad una talla que originalmente fue dedicada bajo la advocación de la Inmaculada Concepción. Este nombre, documentado desde sus orígenes en el siglo XVI, fue el primero que recibió la imagen franciscana. Sin embargo, su identidad cambió de manera oficial en el año 1653 por decisión del obispo de Guadalajara de la época. El prelado Ruiz Colmenero modificó la advocación a Expectación del Parto de la Virgen María. Este cambio no fue teológico, sino práctico, permitiendo al obispo celebrar personalmente su fiesta principal el 18 de diciembre, fecha que se mantiene hasta hoy. El contexto histórico se remonta a la época de la conquista, tras la Guerra del Mixtón. El misionero franciscano Fray Antonio de Segovia entregó la pequeña imagen de pasta de caña de maíz a la comunidad indígena de Zapopan como un símbolo de paz.

La fama de sus milagros, documentados por cronistas como Fray Antonio Tello, incluyendo curaciones extraordinarias, propagó rápidamente su devoción. La fe popular le otorgó el título de La Milagrosa, antecedente directo de su apodo castrense, La Generala, que recibiría siglos después por su proclamación como Patrona de Jalisco contra rayos, epidemias y tempestades. Las consecuencias de esta rica historia son visibles hoy. La imagen mariana amalgama dos identidades: la oficial Expectación de María y la popular Virgen de Zapopan o Generala. Este doble nombre no diluye su significado, sino que enriquece su legado como un pilar de la identidad cultural y religiosa de Jalisco. Su basílica es un centro de peregrinaje masivo, demostrando que la devoción trasciende los nombres, arraigada en una fe centenaria que celebra tanto su historia como sus milagros.