Tradición alfarera en Chililico lucha contra el olvido generacional

En Chililico, Huejutla, la alfarería ha sido el sustento y la identidad de la comunidad indígena por décadas. Sin embargo, solo 50 mujeres mantienen viva esta práctica, frente a las más de 300 familias que la ejercían en su auge. Minerva Hernández, artesana de 58 años, relata cómo el desinterés de los jóvenes, quienes prefieren estudiar o emigrar, amenaza con extinguir el legado. El proceso artesanal, desde el moldeado hasta la horneada, sigue siendo laborioso y dependiente de condiciones climáticas. |El declive de la alfarería en Chililico refleja un problema más amplio: la migración y la falta de relevo generacional. Antes, las familias colaboraban para cumplir pedidos masivos, especialmente durante festividades como el Xantolo.

Hoy, incluso la materia prima se obtiene de forma distinta: el barro, antes recolectado localmente, ahora se compra a precios elevados y con impurezas que dificultan el trabajo. La venta directa se ha vuelto necesaria ante la desaparición de intermediarios. |Las consecuencias son claras: una tradición cultural se desvanece junto con su economía local. Aunque algunos niños, como los nietos de Minerva, muestran interés ocasional, el futuro de la alfarería es incierto. Sin políticas de preservación o incentivos para los jóvenes, Chililico podría perder no solo un oficio, sino parte de su alma. La respiración de esta artesanía es cada vez más lenta, y su supervivencia depende de acciones urgentes.