Tragedia en Puente de la Concordia: 13 muertos y prioridades cuestionadas en CDMX

La explosión de una pipa en el Puente de la Concordia, en la Ciudad de México, ha dejado un saldo trágico de trece personas fallecidas y cuarenta hospitalizadas con graves quemaduras. El accidente, ocurrido el pasado fin de semana, conmocionó a la capital mientras los equipos de rescate trabajaban en la zona. Muchos de los heridos continúan luchando por sus vidas en unidades de cuidados intensivos, lo que ha mantenido la alerta en varios centros médicos de la ciudad. Las autoridades confirmaron que el número de víctimas podría aumentar en las próximas horas. En medio de la crisis, la solidaridad ciudadana se desplegó de inmediato con donaciones de sangre y apoyo a los familiares. La jefa de gobierno, Clara Brugada, enfrenta fuertes críticas por la prioridad que su administración dio a las obras de reencarpetamiento en el lugar del siniestro. Pese a que los peritajes para determinar las causas del accidente no habían concluido, la Secretaría de Obras intervino el sitio para realizar trabajos de relaminación.

La propia dependencia publicó y luego eliminó imágenes de estas labores, lo que generó más cuestionamientos sobre la intención de actuar con rapidez en la reparación física pero con lentitud en la información y el apoyo a las víctimas. La falta de comunicados oficiales oportunos por parte de la jefa de gobierno contrastó con la respuesta ciudadana. Este hecho expone una aparente discrepancia en las prioridades de la administración morenista, que fue acusada de buscar borrar las huellas del accidente antes de agotar la investigación. Las consecuencias políticas son inmediatas, erosionando la confianza en el gobierno local en un momento de dolor. La tragedia destapa además problemas estructurales recurrentes en la ciudad, como baches, inseguridad y la precaria condición de varias vialidades, poniendo en evidencia una gestión reactiva en lugar de preventiva. El contraste entre la eficacia de la solidaridad popular y la opacidad oficial marca un punto de inflexión para la administración de Brugada.